lunes, 12 de octubre de 2020

ERICK FROMM Y MI ANÁLISIS DE LA ENAJENACIÓN DE LA SOCIEDAD DEL SIGLO XXI

     He terminado la obra de un psicoanalista reconocido allá por mediados del siglo XX llamado Erick Fromm cuyo nombre es "Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea". Resulta interesante su análisis de la sociedad y la forma en que el hombre se inserta en ésta a los fines de una evaluación psicológica, muy a pesar que sus ideologías políticas no coinciden con las mías.

     Veamos, Fromm parte de la base que el hombre se independizó de la naturaleza, se desprendió de ella a partir de la razón, teniendo a la razón como una forma de trascender su propio cuerpo, separarse de la matriz terrestre y el medio que lo rodea para intentar entenderlo y hacerse preguntas esenciales sobre él. Cuando el hombre no razonaba era parte de la naturaleza, cuando empezó a razonar, sin dejar de estar vinculado, comenzó a separarse gradualmente a medida que avanzó la civilización.

    Fromm habla de la enajenación basada en el concepto de Tótem, entendiéndolo como una especie de idolatría que se desprende de elementos que el propio ser humano le otorga al Tótem, que forman parte de él y que justifican la necesidad de idolatrarlo. Dicho de otro modo, el Tótem es una representación que el ser humano necesita, sea material o simbólica, para justificar la postergación o atenuación de varias o todas sus necesidades humanas básicas en aras de integrar un sistema. Para justificar tal atenuación o postergación es esencial que el propio ser humano delegue en el Tótem algo de sí, como si formara parte de aquello que lo domina.

    En su obra hace un análisis histórico que no es del todo interesante para la presente entrada donde menciona ese proceso de creación de Tótem que fue desde el animismo antiguo hasta el monoteísmo y que a partir del siglo XVIII comenzó a ser el capital, dejando de lado el feudalismo y casi todopoderosa existencia social basada en las relaciones de vasallaje donde el Tótem, sin ser difícil colegir, fue el señor protector de su vasallo. 

    Para mediados del siglo XX la enajenación del hombre se basaba en ser un medio para la finalidad capitalista de maximizar ganancias a costa de la integridad humana y tal enajenación se manifestaba en la poca rebeldía del hombre hacia el sistema, su adaptación sistemática a una vida sin participación en el proceso productivo del que forma parte sino en un modo casi similar al de un autómata y todo esto con el añadido que el Tótem del siglo XX es el capital, entendiéndolo de una forma mucho más abstracta y descentralizada que las viejas formas de enajenación basadas en la religión o un orden social centralizado. 

    ¿Cómo funciona el Tótem en el siglo XXI?. Pues mucho he pensado la respuesta a esta pregunta y creo que ya no se puede pensar al sistema económico como el paradigma de la industria pesada en cadena sino que realmente la sociedad occidental ha virado en el sentido de qué hacer con el tiempo libre que otorga un sistema productivo orientado a servicios terciarios y mayor cultivo del ocio, especialmente a través de la no poco importante revolución tecnológica de la última parte del siglo XX. Si bien Fromm hablaba del ocio y de la sociedad consumista yo me animaría a decir que el capital dejó de ser un fin en sí mismo de forma directa y lo es, sigue siéndolo, pero el fin directo y patente es la vanidad y culto a la estética del que está, detrás, el capital. Puede que debiera usar la expresión "ego" para resumir el Tótem del siglo XXI y quizás no estaría equivocado, pero preferí ser más específico, sin que la especificidad excluya las múltiples variables y brazos que el ego tiene para manifestarse.

   Piénsese de la siguiente manera, Fromm hablaba de los directorios de las compañías y cómo éstos se fueron divorciando de la propiedad del capital, imaginaba, al menos no era difícil inferirlo leyéndolo, muchos hombres de traje fumando sus habanos y contando la riqueza que debían distribuir entre pequeños accionistas mientras el trabajador era un medio ya carente de subjetividad para lograr esa finalidad de riqueza ilimitada. Hoy el Tótem no es así en forma directa y la situación es aún mucho más enajenante para el hombre del siglo XXI pues se ha descentralizado a niveles impensables. El Tótem moderno son miles de millones de personas que con un simple algoritmo pueden acceder a nuestros perfiles virtuales, a nuestra vida virtual que, en muchos casos, ya no puede separarse de la existencia material y fisiológica que tenemos como seres de carne y hueso. 

    Una conclusión es segura, el ser humano siempre necesita un Tótem que a medida que avanzan los siglos y con los regalos que la tecnología nos ofrece bien puede ser un número indeterminado de personas, sin rostros, sin nombres, sin una existencia que podamos conocer pero que ahí está, aprobando o desaprobando, husmeando y hurgando en lo más profundo de aquello que deseamos exponer que, en muchísimas ocasiones y especialmente en las generaciones más jóvenes, es prácticamente todos los aspectos de la vida y rutina cotidianas.

    Están todos los elementos dados para que así sea, de hecho una expresión muy popular para basar el culto a la estética, a la forma de verse, de vestirse, de ser aprobado o desaprobado, el ego en sí mismo,es la noción de "It Girl". Deduzco con un inglés bastante pobre que significa en nuestra lengua "esa chica", pero esa chica tiene un nombre, una personalidad, un carácter, amores y desamores, odios y deseos de venganza, traumas superados y algunos por superar, la "It Girl" es alguien y la sola noción de "ESA CHICA" la transforma en algo que el propio sistema usa como parámetro de aprobación que millones de personas utilizan para justificar las concesiones que hacen, la "It Girl", como las revistas de moda alegremente la llaman se transforma en un objeto, un ídolo menor que hace de conducto necesario para que el ídolo mayor, la vanidad del siglo XXI, vea satisfechas sus necesidades y como fin último, aún no desaparecido sino con otra forma de mostrarse, mucho más oculta y encriptada, el capital y mercado de consumo será el depositario final de las remesas que cientos o miles de miles de millones gastados en lo que sea que se necesite para alimentar al Tótem patente finalmente generen. Pero que no se pierda de vista, sigo reflexionando, el capital va perdiendo espacio como fin en sí mismo frente a la toma de poder del culto al ego individual y necesidad de trascender humanamente mediante la aprobación y análisis de nuestros semejantes realizado de forma impersonal en redes sociales con alcances cada vez más inverosímiles. 

    Somos de acuerdo a la forma en que nos ven y como es cada vez más común la automatización del trabajo antes realizado por el ser humano, es el ocio la arena donde se pelea por el dominio de las voluntades y deseos humanos. La cadena de montaje de la que el hombre no formaba parte pues sólo realizaba una porción ínfima de la tarea que concluiría con un producto final ha sido reemplazada por el ocio y la forma en que el hombre lo emplea, ya no es un producto físicamente frente a sí sino cosas y personas que aparecen en una pantalla y la cadena de montaje es un teléfono inteligente que no requiere mover palancas o manejar máquinas sino apoyar nuestro dedo índice o pulgar sobre aquél para consumir a esas cosas y personas que no nos interesan y a la vez nos interesan, que son personas y al mismo tiempo ya no lo son, que forman parte de lo que transformamos en Tótem pero también dependen de nosotros para que seamos su Tótem, esa es la dualidad del siglo XXI basada en la forma de conducir el ocio hacia el sometimiento del hombre y sus necesidades básicas y elementales.

    En la próxima entrada intentaré abordar el asunto desde el prisma jurídico, pero es todo por ahora.

lunes, 18 de noviembre de 2019

EL CLIENTE QUE NO DEBÉS TENER (PRIMER EJEMPLO)

¿Cómo les va después de tantísimo tiempo?, hace mucho no subo nada y hoy no pretendo subir una entrada plagada de razonamientos a veces complejos, otras veces circulares, casi como si estuviera haciendo un ensayo de una ponencia exótica frente a mi espejo. Quiero hablar de los tipos de clientes, especialmente del primer tipo de clientes que pueden llegar a su despacho o que el día de mañana, y como primeros casos, seguramente al hoy estudiante le tocará atender.

Se trata del CLIENTE INSOLVENTE. ¿Qué es un cliente insolvente?, pues aquel cliente que no puede pagar lo convenido en tiempo y forma o que, directamente, no puede pagar. La insolvencia, expresión tan conocida en el derecho falencial, tristemente es muy común en los países con constantes crisis económicas y sociedades mayormente secas, simple, secas al punto de ver polvo en los bolsillos de tantos sujetos.

Les cuento una experiencia y quizás un error reciente de un no tan joven abogado (tengo 29 años, debo corregir mi edad en el blog y llevo 4 años y medio de ejercicio ininterrumpido de la profesión).

Tomé un caso de familia y lo comencé con todas las de la ley, obviamente me entrevisté en varias ocasiones con mi cliente, recibí la documentación, evacué consultas por medios digitales, redacté la demanda y abrí la etapa previa. Todo este trabajo se pactó por una suma de dinero mensual más o menos cuantiosa para que llegara a pagar lo que sale el trabajo, equilibrando mis intereses y las posibilidades de mi cliente. Firmar un convenio de honorarios en materia de familia no tiene sentido y firmar un instrumento privado para luego tener que preparar la vía ejecutiva mediante la citación a reconocer firma, en sí ya tener que ejecutar dicho instrumento privado, me parece totalmente desagradable, pues lo que se gana en dinero e intereses se pierde en un cliente presente y vaya a saber cuántos clientes futuros.

La persona en cuestión me pagó un mes la suma acordada y los siguientes dos meses, comprendiendo el mes en curso, una suma de menos de la mitad de lo convenido. Obviamente le manifesté mi descontento y en algún momento me surgió la idea de renunciar al patrocinio y pedir regulación de honorarios, pero sería igual a lo que referí del instrumento privado. Con esto no amparo de ninguna manera el trato de esta persona que ha faltado a su palabra y sé que el dinero que me da no es escaso por mala intención sino por no poder hacer frente a sus todos sus gastos mensuales pagándome lo convenido. La profesión enseña a tener cintura en estas situaciones y dónde dejar de presionar para que la persona no termine en un colapso nervioso, tampoco mi moral me permite desentenderme del origen de su dinero y amparar que recurra a un prestamista (me hizo ese ofrecimiento) para poder satisfacer su deuda hacia mí.

En consecuencia a lo dicho, mejor prevenir que curar, la mejor forma de no renegar con clientes insolventes es no tomar sus casos. Véase una diferencia, un cliente que reclama daños y perjuicios o por un accidente laboral o cuestión laboral cualquiera, usualmente como parte actora será insolvente por definición pero, aquí está el pero, su caso no es insolvente y en algún momento se podrá cobrar lo convenido con el cliente y al demandado condenado en costas. En el medio  habrá que trabajar y bastante pero es una apuesta a futuro, se invierte tiempo y se ganará dinero. Distinto es un caso de familia donde no hay un asunto susceptible de ser valorado en dinero, no tratándose de alimentos claro está, un cuidado personal o un régimen de comunicación o distintos tipos de acciones de familia no tienen como objetivo ganar dinero de tal o cual persona sino resolver la cuestión que cada una de aquéllas abarca.

Si a la ecuación caso que no es solvente por sí mismo se le agrega el cliente insolvente, de seguro estaremos en un problema para cobrar.

¿Cómo detectar a un cliente insolvente?. Bueno, hay una serie de tips bastante obvios que pueden servir como guía.

En primer lugar saber de qué trabajar, en caso que trabaje, lógicamente, ver los ingresos que tiene y si éstos están en blanco. Lo curioso de mi caso es que la persona tiene un buen trabajo con ingresos en blanco, entonces hasta aquí usted dirá, ¿de qué sirve esto?. Bueno, se deben evaluar otras cosas que son simples presunciones de solvencia como su situación económica general, el lugar donde vive y, digo lamentablemente pero es así, incluso el vehículo que conduce en caso que lo tuviera y la vestimenta. Tampoco está de más recurrir a las redes sociales para ver los lugares que visita, si suele irse de vacaciones, en fin, hacer un análisis como si en lugar de un simple abogado se tratara de un banco que debe decidir si otorgar un préstamo personal o no.

Por último y si usted quiere cubrirse, tampoco cabe negar el poder de constreñir que tiene un instrumento que traiga aparejada ejecución, trátese de un instrumento privado simple o de un pagaré. El cliente sabrá que usted es invulnerable y no pagarle le podrá traer consecuencias funestas, si bien, como he mencionado, no necesito ni tampoco me agrada llevar al cliente a una situación de desesperación para conseguir dinero, respeto la salud mental de las personas y prefiero encontrar el equilibrio de intereses mediante el diálogo y dejar una eventual ejecución para un caso de alguien que no actúa ya por dificultades sino por mera malicia.

En fin, sabrán los pros y contras de los clientes insolventes sin casos solventes y verán la manera de cobrar, espero que esto les haya servido y por último les pido que clickeen en la publicidad de arriba, los costados, abajo, en fin, la publicidad de mi blog pues de esa manera intentaré subir contenido de mayor calidad académica y no este tipo de cosas...sucede que "Google Adsense" paga por los clicks y al ver que se gana algo, a uno le entran las ganas vió.

Hasta la próxima entrada, JUAN MANUEL RIVERO CLAUSO.

martes, 24 de abril de 2018

LO QUE PIENSO DEL ABORTO CON ALGO DE BIOLOGÍA

Queridos lectores, aquí me dedicaré pura y exclusivamente a expresar mi opinión sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, los invito a leer las siguientes líneas para interpretar mi punto de vista.

La consagración de tal derecho es fruto del posmodernismo, ya he hablado de los pequeños grupos populares de poder que instalan consignas, en ocasiones falaces, con el objetivo de obtener más poder, dejar de ser pequeños y transformarse en grandes grupos de poder. ¿Acaso no es el objetivo máximo inherente a toda estructura organizada, obtener más poder?. El medio para obtenerlo es conquistar derechos, solicitarle al estado que se convierta en un ente de visado o aprobación de lo que consideran justo y apropiado, así la estructura estatal deja de tener cabezas que piensan y se transforman en rehenes de lo que es instalado por los grupos de poder azuzados, casi siempre, por los medios de comunicación.

Hay algo claro y que admite pocas disidencias en el ámbito científico, la vida comienza con la concepción, en el instante en que hay fecundación del espermatozoide con el óvulo ha de conformarse el cigoto, la estructura esencial de evolución que, de darse todo en condiciones normales, habrá de formar a un ser vivo al cabo del período de gestación. Noto que hay cierta actitud superficial, incluso burlona, respecto a la importancia del cigoto, algunos le niegan características de organismo vivo y estoy seguro que el amparo de tal argumento es que resulta difícil relacionar vida, tal como la conocemos vulgarmente, con una pequeña célula. Pero esa pequeña célula contiene la molécula que nos individualiza, aquella que nos distingue de nuestros semejantes y determina gran parte de nuestro futuro, contiene el ADN y su compleja secuencia. Amén de tal mención, el cigoto, como mencioné y sólo por haber dado vistazos esporádicos a publicaciones académicas de biología, se forma con dos tipos de células, el espermatozoide y el óvulo, en el preciso instante de la fecundación. A partir de ese momento se empiezan a producir complejas reacciones que dan lugar a la reproducción celular y ese pequeño organismo, mediante la mitosis, se convierte en alguien más complejo, más y más complejo. La gran pregunta para rebatir a quienes sostienen que un feto, ergo, un cigoto en avanzado estado de evolución, no tiene vida sería preguntarse cuántos organismos vivos pueden reproducirse a sí mismos, generando células cada vez más complejas. Que el complejo entramado de células y el intercambio de material genético producido por la mitosis en su seno no sea de fácil asimilación a lo que usualmente consideramos "vida" no significa que ésta no exista, si bien en una forma aún rudimentaria y sujeta al período de gestación.

Me parece algo peligrosa la forma de tratar la vida en su estado originario. Todos los seres vivos que han existido, existen y existirán provienen de una forma de vida unicelular que, a raíz de la aparición de nuevos organismos idénticos y la unión de éstos, fue dando lugar al complejo proceso evolutivo que ha llegado hasta nuestros días. Con algo de humor se me ocurrió una frase, ¿qué habría sido de nosotros si al océano se le hubiese ocurrido deshacerse de aquel primer organismo unicelular que hace miles de millones de años comenzó la evolución?. La legalización de la interrupción voluntaria del embarazo significa eliminar una pequeña forma de vida, independientemente de los disfraces argumentales que se pretendan esbozar. No voy a hablar demasiado de biología, prefiero que los interesados en el tema investiguen por su cuenta y concluyan su opinión. Desde ya me parece aberrante ver a un embrión como un impedimento, casi como un parásito que descansa en el útero de la mujer y le impide disfrutar del derecho a disponer de su cuerpo como más lo prefiera y que para apuntalar tal derecho se sostenga que no hay vida, "si tan sólo es un feto, qué tan importante es un feto", pues yo les digo, ese feto es un ser en formación con vida, nada más y nada menos que vida.

El argumento de avanzada para legalizar la interrupción voluntaria del embarazo es que hay una situación real donde los abortos se producen y éstos son en condiciones inseguras, poniendo en peligro a la mujer que se lo realiza y consagrar el derecho es blanquear tal situación, protegiendo a aquella. Tal argumento no es malo pero sí atenuable. Piénsese en un ejercicio de analogía algo desagradable en otras situaciones de hecho que no hallan regulación jurídica y colocan en peligro a quienes las llevan a cabo. Qué pasaría si a un legislador demente se le ocurriera proponer un proyecto de ley donde la venta de órganos con el monopolio exclusivo de compra por parte del INCUCAI fuera viable, ¿la situación no es equiparable?. Hay personas con necesidades económicas y cantidad de órganos que no son esenciales para la vida, si acaso en nuestro país existiera la compra ilegal de órganos -he oído que sí existe en países muy pobres como India o Bangladesh- se infiere que el vendedor debe acudir a clínicas clandestinas y su riesgo de muerte es muy alto. Que haya un precio y no una donación no alcanza para desmerecer la analogía, en un caso se permitiría la venta de un órgano a un ente estatal y quizás habrían menos personas que mueran por falta de donantes o demora en las donaciones, en otro caso no hay un precio de venta pero sí la eliminación definitiva de una forma de vida en desarrollo. También podría aplicarse la analogía a las drogas, hay una situación de hecho concreta, es decir, consumidores de todo tipo de sustancias psicotrópicas que deben recurrir al mercado ilegal, tal mercado ilegal es solventado por violentos grupos armados con presencia internacional y, en los últimos años, nacional, tales grupos armados aterrorizan ciudades, pelean por el control del mercado que abastece a los consumidores, pervierten instituciones republicanas y contratan jóvenes para proteger sus intereses. Por esa razón podría pensarse que el estado, ante tamaña situación de hecho, debería legalizar y regular la venta y distribución de todo tipo de drogas, desde la Marihuana hasta la Heroína, pasando por la Cocaína, metanfetaminas y cualquier droga que altere el sistema nervioso central y que pueda dar lugar a la venta ilegal. Aquí comienza otra discusión que no es menor.

¿Hasta dónde el estado debe consagrar derechos sólo porque su objeto de regulación se produce con o sin tal regulación?. Si algo existe,  ¿sólo por existir debe ser legalizado?. A mi criterio la respuesta debe ser negativa. El derecho, si bien debe regular situaciones sociales existentes no puede, jamás, llegar al extremo de controvertir valores arraigados en nuestra evolución como especie. El hombre no debe olvidarse de quién es y cómo ha llegado a ser, cuáles son las circunstancias que lo rodean como individuo incluso de forma independiente a la pertenencia a una sociedad que pueda transmitir esos valores. Si el derecho legalizara la venta de órganos, con tal ley estaría olvidándose de la naturaleza del ser, el instinto de auto-preservación que lleva a tener reflejos ante una situación que presumimos peligrosa o secretar Cortisol y Adrenalina y que nuestro corazón bombee sangre a las extremidades para preparar la huida y podría seguir con ejemplos que demuestran la tendencia a preservar nuestra integridad física frente a cualquier daño que pueda sernos causado. Vender un órgano, como ejemplo casi caricaturesco, es burlar ese instinto frente a necesidades que nunca estarán por encima de nuestra esencia interna, gestada a lo largo de milenios de evolución.  Si el dinero es la necesidad, ¿cómo creer que es suficiente para vulnerar nuestro instinto básico de preservación?. Si el derecho prohíbe ciertas cosas, siguiendo con el ridículo ejemplo ilustrativo, quiero creer que lo hace más que por una cuestión moral, siempre de difícil delimitación sino que, muy en el fondo, se trata de respetar lo que está impreso en nuestra mente. Lo mismo podría decir de las drogas que, por definición, causan gravísimos efectos secundarios, en especial las pesadas y/o sintéticas.

Respecto al caso de la interrupción voluntaria del embarazo hay una sociedad enardecida por banderas no siempre reales. Detrás de tanta pomposidad hay un instinto elemental que es la protección de la especie, la procreación como medio de perpetuación de la raza humana, el cuidado y amor que de forma instintiva todo ser humano en condiciones psicológicas normales le tiene a su descendencia. El cuerpo femenino está preparado para el embarazo, después del tercer trimestre comienza la lactogénesis -producción de leche materna-, inducidas por dos hormonas, la prolactina y oxitocina, ambas secretadas por la hipófisis, situada en la base del cráneo. La oxitocina es la hormona que es segregada por la hipófisis -o glándula pituitaria- luego de un orgasmo o frente a una vinculación amorosa y en el embarazo desborda el sistema endócrino de una mujer para fortalecer el lazo con su prole, en pocas palabras y dejando aspectos técnicos en los que no puedo abundar demasiado, el cerebro femenino ha evolucionado para proteger y querer al fruto de su vientre, es ése el instinto fundamental que pretende ser tergiversado con argumentos temporales que comenzaron a surgir hace algunos años. ¿Cómo puede el derecho oponerse a una realidad biológico-evolutiva impresa en el organismo femenino amparándose en puntos de vista que no tienen más de dos décadas?. Si el cuerpo se prepara para proteger a su futuro hijo, si las hormonas se enloquecen para que el vínculo esté basado en la unión que usualmente tiene una madre con su hijo, ¿quién podría decirme que actuar contra ese instinto está justificado?. El derecho no debe jamás apartarse de los principios evolutivos que rigen nuestra vida, que están grabados a fuego en nuestro cerebro y nos acompañan hasta nuestra última bocanada de aire y considero que cualquier argumento que se les oponga es realmente pequeño, muy pequeño.

En el fondo creo que más que proteger a la mujer que aborte en una clínica clandestina se trata del derecho que muchas mujeres quieren arrogarse a disponer de su cuerpo, derecho innegable en la inmensa mayoría de los casos excepto en el supuesto de albergar un ser vivo en su vientre. Es peligroso supeditar millones de años de caminos evolutivos, con sus éxitos y fracasos, a cuestiones netamente circunstanciales. La vida se transforma en un objeto de burla, se banaliza algo importante y se la coloca a la altura de un objeto que puede ser desechado a libre voluntad de la mujer y abrir el derecho a tales argumentos es peligroso, se disipa la frontera entre lo esencial y lo banal, lo protegido y lo desprotegido. Hoy son algunas mujeres que pretenden decidir sobre su cuerpo utilizando lo que a mi criterio es un disfraz argumental (legalizar el aborto para impedir muertes en clínicas clandestinas), cuando creo que hay mucho de realización personal y la molestia que un embarazo puede interferir en tal objetivo, mañana puede ser un anciano con demencia senil que no puede ser mantenido por sus parientes, quizás con Alzheimer o una persona con alguna discapacidad aguda. No le abran puertas peligrosas al derecho y no crean que lo increíble hoy no pueda ser realidad mañana pues, una vez que se abre la puerta, es difícil cerrarla.

JUAN MANUEL RIVERO CLAUSO